Un pequeño piso lúgubre, sin apenas vistas, ventilación, ni iluminación, se transforma, mediante esta actuación, en una moderna vivienda que aprovecha al máximo su estrecha crujía, reordenando su distribución para dotar a las estancias principales de las condiciones óptimas de habitabilidad.
De este modo, además, se recuperan unas espectaculares vistas sobre la bahía de Santander, anteriormente desaprovechadas, y que pasan a inundar todos los espacios por medio de visuales cruzadas a través del patio de luces del inmueble.